Hay momentos y encuentros que nos llevan a descubrir nuevos paisajes de nuestro alma.
En ocasiones nos muestran territorios que desorientan nuestra brújula como lo haría una “Tormenta en el sol”. Otras veces nos conducen a sumergirnos en cataratas de creativa pasión, radiante bienestar y paz infinita como en “Milagro de Amor”.
Al encontrarnos espejos que nos sacan música del Alma y hacen latir nuestro corazón con la acelerada fuerza de una supernova como en “Explosión de supernovas en mi corazón”, navegamos por nuestro espacio sideral, el microcosmos espejo del macrocosmos.
En cada uno de esos momentos, soltando lo innecesario, renacemos como un pavo real que muestra sus colores.
“Cauda Pavonis” o “Cola de Pavo Real” . En Budismo Tibetano es una práctica en la que la pluma del pavo real representa nuestra naturaleza de pura potencialidad, pura luz elemental. Los templarios la utilizaron profusamente en su trabajo estructural. En Catolicismo representan renovación, renacimiento e inmortalidad.
Las plumas del pavo real son un símbolo universal de un estado específico de consciencia y una manifestación de lo que puede ser experimentado en nuestro día a día.
En general, el pavo real representa gloria, inmortalidad, realeza e incorruptibilidad. Posee algunas de las características humanas más admiradas y es un símbolo de la belleza e integridad que se pueden lograr cuando nos concentramos en mejorarnos a nosotros mismos y nuestras vidas.
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